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En un artículo reciente (https://todoelorodelmundo.wordpress.com/2012/04/15/el-tesoro-escondido/) hice un comentario acerca del motivo del escultor que despoja al mármol de todo lo superfluo hasta encontrar en su seno pétreo la belleza de la forma estatuaria, que se va perfilando a medida que la piedra bruta desaparece de su entorno. Recordé entonces cómo Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), en su faz menos conocida de poeta, hace un símil de esa imagen, en unos versos suyos, con la del alma que se va purificando y fortaleciendo a medida que se libra de los vínculos carnales.
Me encontré entonces con que el Maestro Eckhart (c.1260-c. 1327), doscientos años antes de Miguel Ángel había usado de la misma imagen en uno de sus sermones para aludir al proceso de perfeccionamiento espiritual que se produce en el ser humano a medida que se va desprendiendo de lo accesorio, de lo burdo y superficial que hay en él, para así encontrarse con el tesoro escondido que se halla en su más honda intimidad, que es su esencia semejante al mismo Dios. Dicho tesoro lo vincula el místico alemán con el de la escritura contenida en Mt. 13, 45: es el preciado hallazgo a cambio del cual el hombre sabio está dispuesto a dar todos los bienes mundanos.
Ahora, hojeando las páginas de un libro sobre Plotino (205-270), el filósofo neoplatónico, en cuyo pensamiento se sustenta teóricamente, una buena parte de la mística occidental como también la árabe y judía, encuentro una cita de sus Enéadas (1.6.9.7) que nos dice de un precedente todavía anterior de la misma idea.
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Así expresa Plotino, con la hermosura literaria que es propia de su estilo, el mismo concepto que luego encontramos en el Maestro Eckhart y más tarde todavía en Miguel Ángel:
‘Regresa a ti mismo y mira: si aún no te ves bello, haz como el escultor de una estatua que ha de salirle hermosa: quita, raspa, pule y limpia hasta que hace aparecer un bello rostro en la estatua. También tú, quita todo lo que sea superfluo, endereza todo lo que sea tortuoso, limpia todo lo que esté oscuro, abrillántala y no ceses de esculpir tu propia estatua hasta que resplandezca en ti el divino esplendor de la virtud, hasta que veas la Sabiduría en pie sobre su sagrado pedestal. ¿Has llegado a esto? ¿Has visto esto? … Si ves que te has convertido en ésto, convirtiéndote tú mismo en una visión al adquirir confianza en ti mismo y ascender hacia lo alto, al tiempo que permaneces en este mundo, sin necesidad ya de quien te guíe, ¡fija intensamente los ojos y mira!’
‘¡Fija intensamente los ojos y mira!, nos dice Plotino, que encontrarás en torno a ti una realidad transfigurada, reveladora del espíritu que antes escondía.
Es lógico pensar que esté en Plotino el origen de la idea. Es el maestro de los místicos. Es el maestro de los artistas que intuyen la forma escondida en la piedra y la sacan a la luz. Sin embargo, no me atrevería a afirmarlo tan contundentemente. En la borgeana Biblioteca de Babel, con su catálogo infinito, los autores se copian sin cesar unos a otros, algunas veces a sabiendas pero la mayoría de las veces sin siquiera imaginarlo.
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© 2012 Lino Althaner
Carlos Hanssen
May 02, 2012 @ 09:32:41
No hay duda: Plotino -. neoplatónico- en su mística da finalmente con la «idea», a la cual el llama «forma»; y que es la imagen de lo visible, descargada desde el plano más allá de la comprensíón sensorial. Es la imagen que nos trae la comprensión cuando se expande, como en la mística. Platón configura su mundo de ideas perfectas que, por efecto de irrealidades que nos engañan, caen deformadas hasta nuestra comprensión, como en el mito de la caverna. Plotino, sin distanciarse demasiado de Platón en este aspecto, aunque más sencillo que los gnósticos, porque desconoce las múltiples emanaciones de la cosmología descrita por éstos y sólo le da una variante, menciona la «forma» como la imagen de la divinidad, deformada e imperfecta , aun cuando parezca bella a nuestros ojos, que es la que se presenta a nuestros sentidos, como la realidad que viene de otra parte. De ese modo, aquello que apreciamos como realidad exterior, apreciable sensorialmente, y que eventualmente describimos como bello o feo, es una deformación de la perfección de la forma en el ámbito de lo extrasensiorial. Esto es para él la experiencia, aquello que captamos estimulados por lo externo y que analizamos por los sentidos, pero que tiene su «forma» en otro plano. Ojalá la física cuántica siga descubriendo aspectos hasta hoy desconocidos, o pero aún, negados por los materialistas que no pueden explicar de dónde viene todo.
Un abrazo en XTO.
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Lino Althaner
May 02, 2012 @ 19:15:52
Aprecio que Pierre Hadot dejó su huella. Es que Plotino es tan convincente. Y dices las cosas, tal como Platón, en forma tan poética, tan bella.
Bienvenido el comentario y retribuyo el abrazo. Felicidades.
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Lino Althaner
May 25, 2014 @ 21:17:20
Esta entrada fue reproducida por La Torre de Babel, de Juan Zapato: http://latorredebabel.wordpress.com/2012/05/02/plotino-el-maestro-eckhart-y-miguel-ngel-lino-althaner/
Enhorabuena
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