.El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido
en un campo, que hallado por un hombre, vende
todo lo que tiene y compra el campo aquel.
Mateo 13, 44
Como se sabe, junto con ser escultor, pintor y arquitecto, Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) era también poeta. Uno de los motivos poéticos por el que es conocido es el del escultor que despoja al duro mármol de todo lo superfluo hasta encontrar en el interior de la piedra la bella figura que crece a medida que la piedra bruta desaparece. Miguel Ángel hace un símil de esa imagen con la del alma que se va fortaleciendo a medida que se libra de los vínculos carnales.
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Dos siglos antes de Miguel Ángel, el Maestro Eckhart había usado de ese mismo símbolo para referirse a la única forma en que el hombre puede llegar a conocerse a sí mismo para ser iluminado por la presencia divina.
‘Cuando un maestro hace una imagen de madera o de piedra, no hace que la imagen entre en la madera, sino que va sacando las astillas que tenían escondida y encubierta a la imagen; no le da nada a la madera, sino que le quita y expurga la cobertura y le saca el moho y entonces resplandece lo que yacía escondido por debajo’.
La enseñanza de Eckhart está frecuentemente vinculada a la necesidad humana de ‘quitar, mondar, cribar y expurgar. No se agrega sino que se saca para perder de vista lo inútil, lo que estorba o impide que en el hombre salga a luz su imagen primigenia’, la suya propia y la de Dios. Se expurga para eliminar lo que es sólo apariencia, lo superficial, lo engañoso e ilusorio, lo egoísta y apegado a las cosas mundanas. Se quita para permitir que se desvele, siquiera en parte, la verdad.
Quitando lo accesorio, eliminando lo burdo y transitorio, se alcanza a lo eterno, lo inmortal en el hombre y en Dios. Tal es el tesoro escondido en el campo, a que se refiere el epígrafe. Tal es la perla por la cual el que anda en su busca enajena todos sus bienes (Mt. 13, 45). Tal es Dios escondido en el fondo del alma humana.
Un pasito más para ir entendiendo al Maestro Eckhart, el sublime predicador.
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© 2012 Lino Althaner
Abr 15, 2012 @ 15:33:20
¡Excelente entrada¡ Tengo la impresión que durante nuestra vida en lugar de quitar vamos añadiendo lo inútil, lo banal… hasta tal punto que llegamos a confundirnos con lo que cargamos… nos alejamos y nos alejamos de esa esencia, de la forma que el escultor sabe ver aún antes de sacarla a luz.
Gracias por tus comentarios en mi blog y no perderé oportunidad de dar a conocer tu magnífico blog… todo un descubrimiento para mi… un oasis donde reposar y aplacar la sed.
un abrazo
Itsaso
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Abr 15, 2012 @ 15:57:43
Tu comentario es muy especial para mí, pues como señor de esa sala del tesoro que es Cuaderno de Retazos, del que he sacado mucho material para mis artículos, estás revestido de una suerte de áureola que admiro. Yo también he calmado mi sed de belleza en tus entradas, sobre todo las de pintura china, que han sido para mí todo un descubrimiento, justo en momentos en que estudio algo de la filosofía china tradicional. Con ella y sobre todo con el taoísmo, tiene el Maestro Eckhart más de alguna coincidencia. Saludos. Lino
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Abr 15, 2012 @ 16:02:31
Además, te agradezco la difusión de mi blog. Por mi parte, con frecuencia he mencionado el tuyo en mis artículos y también he hablado de él a mis amigos. Gracias. Un saludo afectuoso,
Lino
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Abr 27, 2012 @ 21:33:53
May 01, 2012 @ 23:43:48