La entrega del blog correspondiente al 15 de noviembre estuvo dedicada a «El tigre», ese gran poema en que Blake se formula la interrogante concerniente a la misteriosa convivencia, en la naturaleza, del bien y la bondad con el mal y la crueldad, aún más, a la presencia de la extremada belleza y del horror, en un mismo ser: en el tigre, deslumbrantemente bello y a la vez fríamente feroz. La pregunta que el poeta dirige a la magnífica bestia va dirigida, en último término, al Creador, que en Blake algo tiene del demiurgo gnóstico, celoso y egoísta, rigurosamente dominante, imperfecto:

¿sonrió él al admirar su obra?
¿Fue quien hizo al Cordero tu hacedor?

William Blake - The Lamb (The William Blake Archive, copyright)


El cordero es la contrapartida del tigre. Así como este es la belleza en su potencia dominante y destructora, autoafirmativa, el cordero lo es en su debilidad, en su indefensión y en su disposición al sacrificio. Por eso es el símbolo de Jesús, el Agnus Dei, el Cordero de Dios dispuesto a dar la vida por los hombres, sus hermanos. Este Cordero es a la vez el Buen Pastor. En el artículo del día de ayer lo veíamos representado por el pincel de Zurbarán. Hoy lo vemos en otra de las iluminaciones magníficas de William Blake, que en sus «Cantos de Inocencia» incluyó también un poema al Cordero, claramente simbólico de aquél a que alude Juan Evangelista cuando lo presenta en 1, 29: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».

El Cordero

Oh Corderillo, ¿quién te ha hecho?
¿Aún no sabes quién te ha hecho?
Te ha dado vida y alimento
junto al arrollo y sobre el prado;
te ha dado ropas deliciosas,
suavísima lana brillante;
y te ha dado una voz tan tierna
que el valle todo se alboroza.
Oh Corderillo, ¿quién te ha hecho?
¿Aún no sabes quién te ha hecho?

Oh Cordero, yo he de decirlo,
Oh Cordero, yo he de decirlo:
se llama por tu mismo nombre,
pues que Cordero a sí se llama:
es apacible y bondadoso,
de un niño tuvo la apariencia:
a nosotros, niño y cordero,
por su nombre nos llaman todos.
Cordero que Dios te bendiga.
Cordero que Dios te bendiga.

La traducción es de Jordi Doce (William Blake, Ver un mundo en un grano de arena, Visor, Madrid 2009).

William Adolphe Bouguerau - The virgin lamb (wikipaintings.org)


Se trata de una suerte de canción infantil que respira inocencia: la circunstancia de que el niño le hable al cordero aparece como algo naturalmente creíble y no como simple retórica. El niño le pregunta acerca de su origen, de quien le dio sus ropas deliciosas y su tierna voz. La pregunta repetida “¿quién te ha hecho?” es muy simple: no obstante, se interna en lo profundo e intemporal, y así se hace interrogante concerniente al origen del hombre y a la naturaleza de la creación, válida para toda la humanidad.

En la segunda estrofa está la respuesta. Quien se llama a sí mismo el Cordero, él te creó; quien se parece a un niño y a un cordero, por su carácter apacible y bondadoso. Mientras que la primera estrofa es bucólica y descriptiva, la segunda se sumerge en el mundo del espíritu con intervención del simbolismo y la analogía.  La respuesta suena como la solución de un acertijo y opera como recurso poético que revela la confianza del niño en su fe. Tanto la imagen del cordero como la del niño están asociadas con Jesús.

William Adolphe Bouguereau - Song of the angels (wikipaintings.org)

El poema no ahonda en la cuestión relativa a la presencia de lo terrible y malévolo junto al bien y a la belleza. “El tigre” –perteneciente a los “Cantos de experiencia” sí que lo hace, aunque sin resolver definitivamente el problema, que permanece en su falta de resolución.

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Ahora les entrego la versión original en inglés:

The Lamb

Little Lamb who made thee?
Dost thou know who made thee ?
Gave thee life & bid thee feed
By the stream & o’er the mead;
Gave thee clothing of delight,
Softest clothing wooly bright;
Gave thee such a tender voice,
Making all the vales rejoice!
Little Lamb who made thee ?
Dost thou know who made thee?

Little Lamb I’ll tell thee,
Little Lamb I’ll tell thee:
He is called by thy name,
For he calls himself a Lamb:
He is meek & he is mild,
He became a little child:
I a child & thou a lamb,
We are called by his name.
Little Lamb God bless thee.
Little Lamb God bless thee.

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