Gnosis (9): Marción

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Marción es extremadamente cristiano. Aunque, por la forma en que fundamenta su cristianismo, es profundamente herético. La herejía marcionita se vincula también el más herético de los cristianos. El más antijudío también, como luego se verá.


Su Dios, un Dios Extraño. Ajeno al mundo, del todo desvinculado de la creación, no es el Dios providente de la tradición judeo-cristiana, no es el Dios que viste a los lirios del campo, alegra a los pájaros del cielo y tiene contados cada uno de nuestros cabellos. No es un Dios comprometido con el mundo, pues no ha intervenido en la creación. Es este, en principio, un Dios muy distante, en principio indiferente a la suerte del cosmos. Pero ocurre que este Dios tan ajeno al hombre, lo observa de pronto, examina su destino de vasallo de las sombras y se conmueve intensamente. Lo mueve la Misericordia, lo mueve un Amor nuevo y entonces se revela su bondad. Pues convoca a su Hijo y a éste revela su misión: que consiste en ir al mundo como Salvador, con el solo encargo de rescatar a la criatura humana del dominio del dios que lo creó, el demiurgo imperfecto que Marción identifica con el Yavé del Antiguo Testamento.

Tal es el regalo que ese Dios Padre, desconocido y bueno, hace al hombre, el don puro, desligado de todo compromiso, de una redención que parece profundamente misteriosa, pues carece de antecedentes en promesas o profecías vinculada a una «historia salvífica» ligada al origen del hombre – como es la que relatan los libros del Antiguo Testamento – y sólo se fundamenta en un amor y en una misericordia del todo desinteresados.

Y así como el Dios Extraño y Bueno no es Yavé, Jesucristo el Salvador no es el Mesías de los profetas. Su posición antijudía se refleja, además, no solamente en el rechazo en bloque de los libros veterotestamentarios, sino también en su posición extremadamente negativa con respecto a partes significativas del Nuevo Testamento, que rechaza como interpolaciones judías cristianas, esto es agregados espurios introducidos con el objeto de apoyar el continuismo entre la antigua religión judía y el evangelio de Jesucristo.

La pretensión de Marción, que al parecer se manifiesta por primera vez en el cristianismo, es la de establecer un canon de escritos auténticos.  Que los criterios de Marción son rigurosos en extremo lo prueba la circunstancia de que, de los libros del Nuevo Testamento, sólo el Evangelio de Lucas y las diez cartas paulinas son aceptadas. Incluso el Evangelio de Lucas es objeto por Marción de una atenta labor depurativa: y es así es como resulta eliminada de él, por ejemplo, toda referencia a la descendencia davídica de Jesús. Y la exégesis a que somete a la epístolas de Pablo tiene efectos similares.

Uno trata de imaginarse la conmoción que esta doctrina ha de haber producido en la Iglesia primitiva. Que a lo menos se produjo una intensa disputa en torno a la cuestión del rechazo o aceptación del Antiguo Testamento. Pero al final está lo que sabemos: que la Iglesia responde estableciendo su propio canon, que esciertamente el que prevalece. Lo que no significa que las dudas que pudieran suscitarse hayan desaparecido del todo. Demasiado violentas son las oposiciones entre los libros antiguos y los nuevos. Demasiado radical la diferencia entre el Dios de los Ejércitos y el Abba de Jesús. La tarea de sistematizar los pro y los contra, una tarea apasionante.

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Para terminar este artículo, un par de notas sobre la ética marcionita. Porque, ligado a esta doctrina está el profundo ascetismo que ella reclama del hombre.

Hay que tener presente, con todo, que tal exigencia no está de ninguna manera relacionada con la la ética del Antiguo Testamento ni con la sujeción a la Ley, fuente de toda norma para el pueblo judío. Pues en la enseñanza marcionita, las normas éticas y las de la la Ley derivan del demiurgo creador, por lo cual no deben ser entendidas sino como establecido por éste para encadenar al hombre a su poder en el ámbito del cosmos, esto es, precisamente en el ámbito del cual el hombre debe ser redimido por Jesucristo el Salvador. La exigencia tiene, por lo tanto, más de exigencia metafísica que de obligación ética. Ella persigue tan solo evitar que el hombre profundice su contaminación con el ámbito del mundo y reduzca así su pertenencia a éste, evitando hacer uso de él y de participar, en la mayor medida posible, de su grosera imperfección. Por lo demás, absteniéndose de las cosas del mundo, el hombre rechaza al demiurgo que lo creó. Lo que parece al marcionismo una actitud del todo coherente.

Un pasaje de Clemente de Alejandría, refutador de la enseñanza marcionita, nos ilustra sobre el particular:

«Deseando no colaborar en la repoblación del mundo creado por el Demiurgo, los marcionitas decretaron la abstinencia del matrimonio, desafiando al creador y acelerando su camino hacia el Único Dios que los llamó y que, dicen, es Dios en un sentido diferente: de donde, deseando no dejar nada de ellos aquí abajo, abrazan la abstinencia, no por un principio moral sino por la hostilidad hacia su hacedor y rechazo al uso de los elementos de su creación».

De todo lo cual deduce Hans Jonas que «el ascetismo de Marción, a diferencia del de los esenios o, más tarde, del monasticismo cristiano, no fue concebido para favorecer la santificación de la existencia humana; por el contrario, su concepción fue esencialmente negativa, y formó parte de la rebelión gnóstica contra el cosmos.

Según el mismo Jonas, «las ideas de Marción han seguido siendo hasta hoy objeto de estudio del cristianismo. Y al margen de toda controversia doctrinal, el mensaje sobre el Dios nuevo y extraño de Marción nunca dejará de conmover al corazón humano».

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Aviso importante (Twitter)

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Recién he incluido en el blog una interesante posibilidad para el lector. A contar de ahora, podrán leerse desde cualquiera página o entrada del blog las notas que nuestro poeta laureado Lino Althaner ha hecho en Twitter conforme a las normas de economía de este sitio, que no admite entradas de más de ciento cuarenta caracteres (incluyendo puntuación y espacios).

Advierta el lector, por lo tanto, que en el margen derecho, inmediatamente bajo el sector correspondiente a los archivos del blog, se incluye ahora un espacio que incluye las últimas notas que ha dejado Lino en Twitter.

Hay que tener presente que tal como ocurre en las páginas del blog, las que aparecen en primer lugar son las entradas más recientes. Es importante recordarlo, porque a veces ocurre que varios tuits de Lino conforman una unidad temática, un poema quizás, del cual la primera estrofa es el tuit más antiguo de la serie. Ello ocurre precisamente con los primeros cuatro tuits incluidos, que precisamente conforman un poema que termina con el tuit más reciente.´

Las barras diagonales indican, tratándose de un poema, los pasos a un nuevo verso. Las dobles barras (//), en caso necesario, anuncian una nueva estrofa.

El botón «Follow» da al lector la posibilidad de transformarse en seguidor del Lino que tuitea con los pájaros del cielo, para así tener acceso a toda su historia tuitera y, además, tener la posibilidad de comentar o respondar a un tuit mediante otro tuit.

Creo que este artículo tiene más de un problema con el D.R.A.E.

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Gnosis (8) Noticia bibliográfica

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Mientras termino de preparar la segunda nota sobre el marcionismo, avanzo en la materia entregándoles un recuento de las principales obras con que he contado para elaborar los hasta ahora siete comentarios sobre la gnosis:

Altaner, Berthold y Stubier, Alfred – Patrologie, Leben, Schriften und Lehre der Kirchenväter (Herder, Freiburg 1978).
– Sobre los Padres de la Iglesia, fuente principal de conocimiento del gnosticismo.

Bultmann, Rudolf – Teología del Nuevo Testamento (Sígueme, Salamanca 2001).
– En esta obra se incluyen datos interesantes acerca de las huellas de la gnosis en el Nuevo Testamento, sobre todo en el Evangelio y en las Cartas de Juan, y en la Epístolas paulinas.

García Bazán, Francisco – La gnosis eterna I, Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos (Trotta, Madrid 2003).
– Entre otros textos importantes, contiene el Himno de la Perla, del libro apócrifo de los Hechos de Tomás. Buen comentario introductorio.

García Bazán, Francisco – La gnosis eterna II, Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos, PISTIS SOPHIA (Trotta, Madrid 2007).
– La Fe-Sabiduría completa con comentarios.

Hadot, Pierre – Plotino o la simplicidad de la mirada (Alpha Decay, Barcelona 2004).
– Tan apasionante como el libro de Jonas sobre la religión gnóstica, este estudio sobre el filósofo neoplatónico Plotino, contemporáneo del gnosticismo.

Hoeller, Stephan A. – Jung y los Evangelios perdidos, Percepciones sobre los manuscritos del Mar Muerto y la biblioteca de Nag Hammadi (Obelisco, Barcelona 2005).
– Los descubrimientos arqueológicos mencionados a la luz de las enseñanzas de Carl Gustav Jung.

Jonas, Hans – La religión gnóstica, El mensaje del Dios Extraño y los comienzos del cristianismo (Siruela, Madrid 2000).
-Principalísima fuente de mis reseñas sobre la gnosis. Un libro apasionante.

Jung, Carl Gustav – Psicología y Alquimia, Obra completa Volumen 12 (Trotta 2005).
– Revela relaciones entre la alquimia y la gnosis.

Jung, Carl Gustav – Mysterium Coniunctionis, Obra completa Volumen 14 (Trotta 2002).
– Lo mismo que la anterior. Además, tiene una interesante referencia a la scintilla (chispa o centella espiritual) de los gnósticos.

Piñero, Antonio (y otros) – Textos gnósticos I, Biblioteca de Nag Hammadi , Tratados filosóficos y cosmológicos (Trotta, Madrid 2007).
– Los textos de Nag Hammadi con un buen comentario introductorio.

Piñero, Antonio (y otros) – Textos gnósticos II, Biblioteca de Nag Hammadi , Evangelios, Hechos, Cartas (Trotta, Madrid 2009)

Piñero, Antonio (y otros) – Textos gnósticos III, Biblioteca de Nag Hammadi, Apocalipsis y otros escritos (Trotta, Madrid 2000)

Santos Otero, Aurelio de – Los Evangelios Apócrifos, Edición bilingüe y crítica (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2006)
Contiene los evangelios apócrifos gnósticos de Tomás y de Felipe.

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Espero mañana entregar la segunda reseña sobre Marción de Sínope, un gnóstico (?) muy cristiano y un cristiano extremadamente heterodoxo.

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Cinco poemas de amor humano

10 comentarios

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1

Dime amiga de qué fuego
son deudores tus labios

dime el agua de qué fuente
se derrama en tus ojos
para  amistar a tus ojos
con el cielo y con el mar

y en tu pulso dime amiga
en tu pulso coincide qué latido
y qué ritmo dime amiga
y qué ritmo en el ritmo de tu aliento

dime el agua de qué fuente
se derrama en tus ojos

2
Efecto mariposa

En abrirse y cerrarse unos ojos
en dibujarse una sonrisa
en la mano viajando en su blancura
insinuando una vía
la vía de cristal y porcelana
que orienta hacia regiones imposibles
en abrirse y cerrarse unos ojos
una tormenta en el mar de la China
que troca en mis aguas las mareas
y transfigura toda perspectiva
y me vuelvo de veras millonario
y subo a la cumbre con mi abismo
en abrirse y cerrarse unos ojos
en dibujarse una sonrisa

3
Dos palabras

Te anunciaban a tí
esas dulces memorias en el aire
esa aurora de pronto derramada
sobre toda la amnesia ciudadana
sobre toda la prisa
ese manto cubriendo lo inmediato
con su manto de intensa realidad

te anunciaban a tí
esas dulces memorias en el aire
detrás del mostrador de las esquelas
detrás del mostrador iluminado
por la luz de tus ojos
de tus ojos ceñidos de misterio
de tu pecho sereno e incendiado

te anunciaban a tí
transformada no más que un segundo
en el único objeto del deseo
a tí ángel que vives entre esquelas
y sobres perfumados
perfumados de rosas olvidadas
densamente impregnados de nostalgia

me darás una esquela
y un sobre perfumado por tu aliento
y lentamente mojaré la pluma
en tintero colmado con mi sangre
para escribir tu nombre

tu nombre escribiré luego dos puntos
y después nada más que dos palabras

4
Amapola

Tanto sabemos de miedo
que hace que el sueño se tarde
como sabemos de esfinges
congeladas de silencio

y sabemos de largas temporadas
con los sentidos ausentes
de todo íntimo latido
de todo estremecimiento

se ha quebrado mi voz
frente a la inclemencia del augurio
han temblado de frío mis manos
y han temblado no de frío

yo cultivo una amapola en mi jardín
que es la amable amapola de tu aliento
y respiro realidad en tu amapola
que es tu cuerpo tu espíritu y tu verbo

todos sabemos de miedo
mas yo sé también de tu amapola

el descanso llega en tu amapola
en tu amable amapola me sostengo
y camino y navego
y vuelo al otro mundo en tu amapola

5
Geoglifos

Pendían plateadas de tu cuello
las mismas imágenes que al ángel sirvieran
para posarse en la tierra
y ceñía gustoso tu talle
un cinto de flores de concha y perla

yo contaba los pétalos

querían mis ojos inciertos
proseguir su viaje en el asombro
y vibrar en el registro
de las áureas secciones del cielo
pero el tiempo de pronto se detuvo

en  silencio estalló el todo el universo

y volví del silencio
aferrado a un arrecife de coral
sin saber desde cuándo o desde dónde
desperté junto a otras olas
embriagado en la espuma de otro tiempo

rodeado de flores de concha y perla

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Gnosis (7): Marción

2 comentarios

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Sigo la serie de artículos sobre el gnosticismo antiguo, del cual me interesan particularmente sus formas judía y cristiana. En lo que se refiere al cristianismo primitivo, se supone que durante un tiempo, tal vez no tan breve, las tendencias gnósticas se manifiestaron dentro de él sin causar mayor conflicto ni ser consideradas oficialmente como heréticas o merecedoras de ser combatidas.

Marción enseñando (Wikipedia)

A quienes se incorporan a estas alturas a la serie sobre el gnosticismo, les recomiendo encarecidamente tomarse un tiempo para examinar las seis entregas anteriores.

En cuanto a Marción (c. 85 –  c. 160), no es  sólo un heteredoxo en relación con el cristianismo oficial; él también se opone a muchas de las doctrinas propias del gnosticismo. Así, por ejemplo, no se inclinan sus enseñanzas a las fantasías mitológicas con que los gnósticos suelen ilustrar sus creencias acerca del origen de las emanaciones divinas y del cosmos, cuestiones que, por lo demás, no le interesan demasiado. No le fascina la idea de la chispa espiritual – la ´scintilla’ a que me referí en uno de los artículos anteriores – presente en el hombre como fuente de conocimiento trascendental o como vínculo con la divinidad, y afirma categóricamente, en armonía con el apóstol Pablo, que es la fe – y no el conocimiento (gnosis) – el vehículo de la salvación. El sincretismo gnóstico – esto es, la tendencia a obtener elementos de distintos ámbitos religiosos – no lo entusiasma. No es partidario de la interpretación alegórica del Antiguo Testamento, aplaudida tanto por los cristianos ortodoxos como por los gnósticos como herramienta que permite encontrar su coherencia con el Nuevo; defiende, por el contrario, su interpretación literal, que pone de manifiesto lo que él entiende como una radical y manifiesta oposición entre las Escrituras judías y el evangelio de Cristo. Por tales motivos, algunos especialistas discuten la procedencia de considerar a Marción entre los autores gnósticos.

Pero hay un aspecto en que Marción parece un gnóstico de verdad. Según Hans Jonas, el filósofo alemán estudioso del gnosticismo, es Marción el máximo exponente de la creencia gnóstica en un Dios Extraño, desconocido, extracósmico, ajeno a la creación, considerada ésta como obra del demiurgo, una divinidad inferior y opresiva, ansiosa de sacrificios y de exclusiva adoración. Es aquél el «Dios bueno y extraño, el Padre de Jesucristo», del Salvador que ha de redimir a la humanidad, liberándola del peso de ser criatura y propiedad, en cuerpo y alma, del dios del mundo. Porque éste, identificado por Marción con el Yahvé del Antiguo Testamento, es quien mantiene al hombre recluido en su prisión terrenal. Este último es la antítesis del Buen Dios.

Cristo, según Marción, más que salvarnos del demonio, de la muerte, del pecado o de la carne, nos salva del mundo y de su dios «para convertirnos en niños de un Dios nuevo y extraño». Y pues el Dios Padre de Jesucristo no tiene relación ni compromiso alguno con el hombre, criatura de un entorno tenebroso y ajeno´, Él envía a su Hijo al mundo solamente por amor para que rescate al hombre sojuzgado, lo adopte libremente y lo lleve «desde su tierra nativa, opresiva y miserable, a una nueva casa del padre». No niega Marción al mesías prometido por el Antiguo Testamento, pero aclara enfáticamente que «él no tiene nada que ver con la salvación aportada por Cristo, la cual es acósmica en su naturaleza y no cambia el curso de los acontecimientos mundanos» – como pensaban los judíos que haría la venida del mesías -; «de hecho, sólo cambia las perspectivas de la vida futura del alma redimida y, a través de la fe e este futuro, su condición espiritual presente, pero deja al mundo a su suerte, es decir, a su eventual autodestrucción».

Algo vamos entendiendo, según parece, del grado de heterodoxia que las enseñanzas de Marción tienen a la luz de un cristianismo anclado en las promesas del Antiguo Testamento. Según afirma Hans Jonas, sus doctrinas estaban dotadas de la fuerza necesaria para plantear en su momento un profundo desafío a la Iglesia en términos de orientarla a la formulación de un credo dotado de estabilidad.

Profundicemos en su doctrina de «los dos dioses». De una parte está, en el cosmos, el artesano o demiurgo, el «gobernador de este eón», la divinidad conocida y predicable, el «Dios de la creación», de cuyas «insignificancias, debilidades e inconsistencias» da cuentas tanto la creación misma como el trato que el Dios del Antiguo Testamento dispensa en general a la humanidad e incluso a su pueblo elegido. De este Dios a lo más puede predicarse la «justicia» que le corresponde como dios de la Ley.

Pero no la bondad y no la misericordia, atributos que sí se encuentran presentes y en grado extremo, en el «Dios bueno y extraño, el Padre de Jesucristo», extracósmico y oculto, el «desconocido», el «imperceptible» e «impredicable», el «otro», el «diferente», el «nuevo», el dios del Evangelio.

No terminan aquí la peculiaridades de este tan polémico personaje religioso.  En el próximo artículo de esta serie seguiremos escudriñando en su enseñanza.

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Celebración y agradecimiento

6 comentarios

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Este sitio está iniciando su tercer mes de vida.

A más de alguien le parecerá una ocasión demasiado pequeña; a mí me parece que es en extremo propicia para celebrar. Para celebrar y para agradecer. Agradecimientos se los debo, ante todo, a la providencia que me iluminó para dar este paso; espero que me siga alumbrando para enriquecer el contenido de este blog y hacer de él un vehículo de comunicación de las verdades del espíritu y la sabiduría humanas, por medio de la poesía y la belleza.

Debo un agradecimiento muy particular a WordPress por la valiosísima ayuda que me ha dado. Yo que creía que para estos efectos iba a necesitar la ayuda de un especialista en computación. Sin embargo, las instrucciones APT de WordPress me han permitido sobrevivir en el intento de crear este blog sin auxilio adicional. Una de las gracias que tiene el sistema ideado por esta organización es que permite a una persona sin experiencia alguna en lo que es la creación de un blog, estar escribiendo y publicando su primer artículo a todo el amplio espectro de la red global, no más de una hora después de haber ingresado. Por cierto que después sigue un proceso de profundización del conocimiento y aplicación de las enormes posibilidades que WordPress ofrece, proceso en el cual uno tiene el gusto de ver cómo el sitio va acomodándose progresivamente, tanto en la forma como en el contenido, a las expectativas cifradas en él.’

No es fácil atraer a los lectores. En un mundo urgido, esclavo del rendimiento cuantitativo y del llamado ‘trabajo eficiente’, sinónimo a veces de trabajo sin sentido, no es fácil tomarse un tiempo para dedicarlo a leer el blog de un amigo, menos para enterarse de las cosas que se le ocurren a un perfecto desconocido. Esto lo sé por propia experiencia. Es muy importante a este respecto tener una cosa bien clara, la misma que he pensado cuando publico un libro de poesía. La empresa se justifica por sí misma y es gratuita. Uno no necesita ser comprado o aplaudido. Basta el hecho de publicar para sentir que la meta se ha logrado. Y el blog, como el libro, está en medio de un proceso de desarrollo espiritual e intelectual y afectivo, que no necesita de terceros para entenderse justificado. De todos modos, los fieles seguidores, suscriptores o comentadores de las primeras semanas, le dan a uno un aliento muy importante. No tanto, por cierto, los visitantes ocasionales como aquellos a quienes uno sabe que los liga un vínculo más profundo con el blog. De ellos, los que más uno echa de menos son los que comentan o sugieren o deslizan una crítica bien fundamentada o inician una discusión significativa. A todos ellos hay también que agradecer.

Ya he anunciado que para el futuro a mediano plazo tengo algunos planes. Unos o dos artículos semanales sobre poesía, otros tantos sobre arte, y dedicar los restantes al fascinante mundo de la historia de las religiones, de la espiritualidad mística, de la apertura humana a lo trascendente, a la invisible verdad. En los días flojos, un comentario al pasar, sobre un libro o un acontecimiento, o tal vez nada más que una cita. Mi objetivo es lograr de esta manera darle al blog un carácter relativamente especializado, aunque sin cargarlo de mucha pesadez.

Bueno, es preciso también que agradezca a los miembros de mi entorno más cercano, que me han ayudado a construir el ambiente sereno pero un tanto ensimismado que me ha sido necesario para mantener con vida a esta exigente criatura, que es el blog Todo el oro del mundo.

Caravaggio, Baco (Wikimage)

Y repito que hay que celebrar. Levantemos, por lo tanto, con el espíritu alegre y pleno de agradecimiento, nuestras copas imaginarias, para juntos beber virtualmente, del más excelente de los vinos.

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A la vida retirada

1 comentario

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Hace unas semanas recordamos varios poemas soberbios de autores del llamado Siglo de Oro de la cultura española, Juan de la Cruz (1542-1591), Teresa de Ávila (1515-1582), Gutierre de Cetina (1520-c. 1557)  y Luis de Góngora (1561-1627). De los primeros, ambos santos y místicos de gran estatura, transcribimos un par de poemas de amor a lo divino, y de los segundos, dos composiciones un tanto escépticas pero bellísimas, de amor a lo humano. He sabido que algunos lectores de este blog, quedaron con gusto a poco. Les daré, por lo tanto, en el gusto, pero sin dar más ejemplos de los mismos autores, que los hay de sobra, sino incursionando en otros distintos.

Hoy le ha tocado el turno a Fray Luis de León (1527-1591), gran poeta y famoso maestro, profesor de teología en la Universidad de Salamanca. Vio interrumpida su actividad docente y hubo de pasar nada menos que cuatro años en la cárcel por unas discrepancias de criterio con la Inquisición en cuanto al contenido de su enseñanza. Una vez absuelto, reinició su cátedra con el proverbial «cómo decíamos ayer» (dicebamus hesterna die) dirigido a sus alumnos, con el que pretendía dar a entender tal vez que continuaba sus lecciones como si de verdad nada de importancia hubiera ocurrido en el intertanto. F.C. Sáinz de Robles, en su Historia y Antología de la Poesía Española (Aguilar, 1955) lo caracteriza por «su cultura y sensibilidad prodigiosas», sus versos que «son el triunfo del equilibrio y de la delicadeza majestuosa», y su arte capaz de obrar el milagro de «expresar con una armonía inigualada los pensamientos más profundos.» Llegó a ser provincial de la Orden de San Agustín, a la que pertenecía.

Escudo de la Universidad de Salamanca

Su poesía, con resabios del clasicismo latino, expresa con insuperable fuerza la nostalgia del ser humano que se siente un tanto inconfortable en la oscuridad del mundo y expresa su ansiedad por la vida en el espíritu y la absoluta trascendencia. 

A continuación, transcribo las cinco primeras estrofas de su Noche serena:

«Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro hacia el suelo
de noche rodeado
en sueño y en olvido sepultado;

el amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
la lengua dice al fin con voz doliente:

‘Morada de grandeza,
templo de claridad y hermosura,
mi alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel baja, oscura?

¿Qué mortal desatino
de la verdad aleja así el sentido,
que de tu bien divino,
olvidado, perdido
sigue la vana sombra, el bien fingido’.

El hombre está entregado
al sueño, de su suerte no cuidando,
y con paso callado
el cielo vueltas dando
las horas del vivir le va hurtando -…-

Resuena el eco del dualismo de origen gnóstico presente en el Evangelio y en las Cartas de San Juan, conforme al cual el cosmos es la morada de las tinieblas y de la mentira y en el cual impera «el príncipe de este mundo», que impide al hombre despertar de su sueño. Hace un tiempo escuché una versión musicalizada por Joakín Bello de este poema -y también de A la vida retirada, que sigue- con la voz de Nidia Caro. Aparte del acompañamiento electroacústico, que no me agradó demasiado, se trata de un conjunto de composiciones bastante logradas, que les recomiendo tratar de ubicar.

La obra maestra de fray Luis, por la que es con razón mayormente conocido, es por cierto, A la vida retirada. La temática, emparentada con el épodo Beatus ille de Horacio, es un elogio del hombre que se encuentra con su esencia lejos del mundanal ruido, en la sencillez no contaminada por las vanidades de la vida ciudadana. La transcribo completa y les recuerdo, no se apuren para leerlo, degústenlo, compenétrense progresivamente en su profundo sentido y en su musicalidad, para así gozarla plenamente.

Van Gogh


Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si en busca de este viento
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh campo, oh monte, oh río!
¡Oh secreto seguro deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiere ver el ceño
vanamente severo
de quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
quien al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanza, de recelo.

Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego sosegada
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.

El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso ruïdo,
que del oro y del cetro pone olvido.

Ténganse su tesoro
los que de un flaco leño se confían:
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando
en sed insaciable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido
de yedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce acordado
del plectro sabiamente meneado.

Aquí volvemos a la cumbre, alcanzada hace cuatrocientos años por la poesía en lengua española. Hay que beber en esta cumbre para hacer propicio un renacimiento.

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La imagen de van Gogh es de http://www.wikipaintings.org . Hay que recordar que presionando las imágenes se suelen conseguir vistas ampliadas.

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Aviso importante

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A partir de hoy día he restablecido la opción de comentarios en cada artículo del blog.

La opinión de los lectores es fundamental para los efectos de afinar la línea editorial y enriquecer el sitio, como asimismo para crear una instancia de intercambio de opiniones y discusión acerca del contenido de los respectivos artículos.

Por lo cual es importante que usen esta opción, cuando lo consideren conveniente, pinchando la opción «Dejar un comentario» en el encabezado del respectivo artículo.

Me comprometo a contestarlos.

Lamentablemente, repito, esta opción sólo es válida para hacer comentarios a los artículos publicados a partir de hoy. Para comentar los anteriores al 3.10.11, deben usar la página «Contacto» en el menú de arriba, a la izquierda.

Muchas gracias.

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Inédito de Lino Althaner

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Ayer todavía recordaba.

El rostro lo sentía iluminado
por el sol verdadero.
Ese sol es hoy el mismo.
Sólo mi rostro ha cambiado.


Ayer algo me alzó
algo ayer me acariciaba
cercano a lo que hoy día me vulnera
y quiere ensombrecerme y aplastarme.


Lo que ayer era leve en su certeza
hoy es pura terrestre gravedad.
Ilusión de los cuerpos y las almas.
No más que materia desencantada.


Hoy día desperté sin recordar
lo que ayer me iluminaba.

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© Lino Althaner
2011


 

Gnosis (6): la respuesta

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Les recuerdo que éste es el sexto artículo de una serie dedicada al gnosticismo antiguo, tendencia religiosa que alcanzó bastante importancia en los primeros siglos del cristianismo, y que incluso se integró en él durante algún tiempo. Estos artículos preceden a otra serie que estará dedicada al Evangelio y las Cartas de San Juan.

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Después de explicar el tema de la Llamada de la trascendencia en el gnosticismo y de dar algunos ejemplos sacados de los textos, dedicaré este artículo a tratar brevemente de las formas que asume la respuesta que da el hombre a la llamada salvadora:

La Vida es la que llama al hombre a despertar. Podríamos decir, con Juan, el más gnóstico de los evangelistas, que son  «el camino, la verdad y la vida” (14:6) que,  personificados en el Salvador, que es «la luz del mundo» (8,6), llaman a la creatura humana a que se levante del sueño de muerte en que está sumido. La reacción del hombre no es siempre la misma.

Puede ser una de terror cuando,  luego de estar sumido profundamente en las ilusiones y mentiras de la vida, se apercibe  de su triste situación. Su primera respuesta puede incluso tener el carácter de  un lamento en contra del mismo creador:

“Ay, maldito sea el que dio forma  a mi cuerpo, el que puso grilletes a mi alma, los rebeldes que me esclavizaron”.

Aunque hay que tener presente,  para entender debidamente esta queja tan tremenda, según aparece expresada en algunos textos,  que su maldición no va dirigida propiamente contra el Dios Padre supracósmico, que  suele, en el gnosticismo, no estar comprometido con la creación del mundo y del  hombre, obras de la potencia inferior del demiurgo imperfecto, el “príncipe de  este mundo”.

También puede haber una reacción  de miedo si la llamada salvadora es mensaje de muerte terrenal, exigencia que  se formula al alma a dejar su cuerpo y abandonar para siempre las cosas del  mundo a que se encuentra apegada. Este tipo de respuesta obliga a insistir a la  voz que lo llama:

“Guarda silencio -..- Levanta,  levanta, adora la gran Vida y sométete, que la Vida pueda ser tu salvadora y que  asciendas y contemples el lugar de la luz”.

No obstante, casi nunca la  respuesta es problemática. Quien acoge la luz del conocimiento es capaz de  comprender. Pues, como dice el Evangelio de la Verdad (22: 3-15), “si una  persona está en posesión de la Gnosis, es un ser de las alturas. Si es llamado:  escucha, contesta y se vuelve hacia Quien le llama, para ascender de nuevo a  Él. Y conoce la forma en que es llamada. Estando en posesión de la Gnosis,  cumple con la voluntad de Aquel que le ha llamado. Desea hacer lo que agrada a  Éste, y recibe reposo. -…- Aquel que posee la Gnosis, conoce el lugar del que  vino y el lugar a que se dirige”. “¡Felicidad – entonces – para el hombre que  se ha redescubierto a sí mismo y ha despertado!” (30, 13 s.)

La respuesta del hombre iluminado  es de fe, de conocimiento y de verdad. Pero también es de amor: “Todos aman la Verdad, porque la  Verdad es la Boca del Padre; su Lengua es el Espíritu Santo”. Por lo cual, la tríada gnóstica –  fe, conocimiento, verdad – no es a fin de cuentas significativamente distinta a la que define el apóstol Pablo en 1 Cor 13:13 – fe, esperanza y caridad -, que reemplaza al conocimiento. implícito en todo caso, por una mención explícita al amor.

Transcribo a continuación tres ejemplos de poesía de los gnósticos mandeos en el que se expresa bellamente la aceptación del mensaje, la conversión por el conocimiento y el renacer a la vida verdadera:

«El día en que te contemplamos,
el día en que escuchamos tu palabra,
nuestros corazones se llenaron de paz.
Creímos en tí, oh Bondadoso,
contemplamos tu luz y no te olvidaremos.
En todos los días no te olvidaremos,
ni una sola hora dejarás de estar en nuestros corazones.
Porque nuestros corazones no conocerán la ceguera,
estas almas no serán retenidas».

«Del lugar de la luz partí,
de tu lado, brillante morada -…-
Un ángel me acompañó desde la casa.
El ángel de la casa de la gran vida que me acompañó
sostenía una vara de agua viva en su mano.
La vara que sostenía en su mano
estaba llena de hojas excelentes.
Me ofreció de sus hojas,
y oraciones y ritos brotaron enteros de esta vara.
De nuevo me ofreció de sus hojas,
y mi enfermo corazón halló alivio
y mi alma extraña halló consuelo.
Una tercera vez se me ofreció de estas hojas,
y obligó a los ojos de mi cara a mirar a lo alto
para que pudiera contemplar a mi Padre y le conociera.
A mi Padre contemplé y conocí,
y le dirigí tres ruegos.
Le pedí la mansedumbre que no se rebela.
Le pedí un corazón fuerte
para soportar lo grande y lo pequeño.
Le pedí suaves senderos
para ascender y contemplar el lugar de la luz».

«El día en que comencé a amar a la Vida,
el día en que mi corazón empezó a amar la Verdad,
dejé de confiar en todas las cosas del mundo.
En padre y en madre
no confío en el mundo.
En hermanos y hermanas
no confío en el mundo -…-
En lo que ha sido hecho y creado
no confío en el mundo.
Sólo mi alma busco,
y es ésta más preciosa que mundos y generaciones.
Fui y encontré mi alma,
¿qué valen para mí todos los mundos? -…-
Fui y encontré la Verdad
que se levanta en el extremo de los mundos».

Menor no puede ser el agradecimiento humano, si la esperanza es nada que la de transformarse en un Hijo de la Luz:

William Blake, El Sol en la Puerta de Oriente

.
En un Hombre que ha recuperado su plena semejanza con Dios.

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Las citas, nuevamente del libro de Hans Jonas «La religión gnóstica – El mensaje del Dios Extraño» (Siruela, 2000).  La imagen es de http://wikipaintings.org .


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