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Soy una pluma en el aliento de Dios
Hildegarda de Bingen
Indagar en el proceso creativo, en el tipo de inspiración que guía a los grandes místicos en la redacción de sus textos, es internarse en un camino misterioso. Atendiendo a los testimonios que ellos mismos nos han dejado, podría hablarse ciertamente de influencias sobrenaturales, de flujos divinos de luz que descienden hasta el autor y hacen presa de él, determinándolo a ponerse a la obra y a poner por escrito unas palabras, unas imágenes o unos sones que le son susurrados desde un ámbito distinto.
Así, Mechthild von Magdeburg (1207-c. 1282/94) dice de su libro «La luz que fluye de la divinidad» («Das fliessende Licht der Gottheit») que Dios lo ha hecho -según verbalmente se lo ha declarado- «por no poderse abstener de dispensar su don» y con el objeto de que la Luz fluya a todos los corazones que viven en la tierra sin falsedad alguna. Y expresa más adelante, para no dejar dudas al respecto.
«La escritura de este libro ha sido vista, oída y recibida, con admiración en todos sus cantos.
Yo misma no puedo escribir nada, lo veo con los ojos de mi alma y lo oigo con los oídos del mi espíritu eterno y siento en todos los miembros de mi cuerpo la fuerza del espíritu sagrado.»
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Señor, Padre celestial, tu eres mi corazón – Señor, Jesucristo, tu eres mi cuerpo – Señor, Espíritu Santo, tu eres mi aliento (Copyright – Initiativkreis Kloster Helfta.e.V.Durach)
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Se trata aquí del hombre creador como si no fuera más que un receptáculo destinado a contener el mensaje divino para luego darlo a conocer. No se trata ciertamente de cualquiera persona sino de una carente de un ego que obture la comunicación con la divinidad; se trata de un ser enajenado, carente de voluntad propia, entregado en cuerpo y alma a su Dios. Porque
«El magno fluido del amor divino, que nunca se detiene, que emana siempre, sin pausa y sin trabajo manual alguno, siempre infatigable y jovial, de manera que nuestro pequeño vasito se colma a rebosar; si nosotros no lo obturamos con nuestra propia voluntad, nuestro pequeño vaso rebosa siempre siempre de ese don de Dios.»
La obra de Hildegard von Bingen (1098-1179) es ejemplo también de la conciencia que suele tener el místico del hallarse comunicado con la fuente suprema de la inspiración creadora. Así, en el prólogo de una de sus obras principales obras, el «Scivias» («Conoce» las vías del Señor) declara tajantemente que su libro no es sino un testimonio de la verdadera visión que fluye a ella desde Dios. La autora no es sino un simple medio en las manos de su Hacedor.
Nos lo expresa la misma imagen de Hildegard que preside el libro.
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La ilustración nos muestra a una escribiente sobre cuya cabeza confluye una corriente de rayos o «lenguas de fuego», similares a los que debieron iluminar a apóstoles de Jesús de Nazaret para Pentecostés. Estos rayos brillan en los ojos de la arrebatada monja benedictina. Se trata de una irradiación luminosa efectuada en oro y que cae verticulamente sobre la figura de quien escribe. Como señala H. E. Keller en un artículo contenido en el libro «Mística y creación en el siglo XX», editado por Victoria Cirlot y Amador Vega (Herder, 2006), se representa aquí el momento en que la autora, Hildegard von Bingen, a sus cuarenta y tres años, recibió temerosa el extraordinario resplandor de una visión celestial, la cual le da a conocer lo que ha de escribir.
La siguiente imagen corresponde a otra página del mismo libro.
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Como advierte nuevamente H. E. Keller, en la figura destinataria del flujo de la luz divina «no se puede reconocer ningún rostro; de hecho, toda la cabeza queda difuminada en un torrente de oro que fluye hacia abajo procedente del seno de la figura entronizada en el segmento superior de la ilustración. El gesto de bendecir, la actitud mayestática de toda ella y el libro que sostiene en la mano izquierda revelan que la figura irradiante es Cristo, evocando la composición toda el contexto del Apocalipsis… El torrente de oro, que cae vertical y que inunda la figura, corresponde a aquella «corriente de aguas vivas, claras como el cristal», que Juan ve manar del trono de Dios y del Cordero (Apocalipsis 22, 1-5).»
Hildegard von Bingen, conocida como Santa Hildegarda y también como la Sibila del Rin, por su espíritu iluminado y profético, no solamente fue escritora mística y visionaria, sino que también sobresalió como autora de libros de botánica y medicina y fue fecunda en epístolas que muestran sus relaciones con los más importantes personajes de la época. Fue abadesa benedictina del monasterio de Rupertsberg, declarada Doctora de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI el año 2012.
Toda su obra está de verdad impregnada, a mi juicio, de esa elevada espiritualidad que la hace fundirse con la fuente de la Luz y recibir de ella la inspiración para dar forma y contenido a su numerosa obra.
Fue también Hildegard una destacada compositora de música religiosa y litúrgica.
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El video, grabado en la Iglesia del Espíritu Santo de Copenhaguen, nos muestra a la mezzo soprano Elisabeth Ørsnes Gadegaard interpretando, a cappella, el himno «O aeterne Deus», de Hildegard von Bingen. He aquí la letra de este himno en latín:
O aeterne Deus, nunc tibi placeat,
ut in amore illo ardeas,
ut membra illa simus,
quae fecisti in eodem amore,
cum Filium tuum genuisti
in prima aurora,
ante omnem creaturam
et inspice necessitatem hanc,
quae super nos cadit,
et abstrahe eam a nobis propter Filium tuum,
et perduc nos in laetitiam salutis.
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© 2014
Lino Althaner
Ago 11, 2014 @ 23:31:37
A quienes se interesen en profundizar en la vida de Hildegard les recomiendo la película «Visión», de Margarette von Trotta. La versión completa se encuentra disponible en Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=g-kBG3KxAjQ)
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Ago 12, 2014 @ 05:34:34
La historia de estas monjas medievales es muy interesante y tiene por suerte ya bastantes obras que las estudian. No sólo en el aspecto de la mística, sino tambien en el contexto social y las relaciones con el poder de su época. Por suerte tengo algunos de esos libros. En cuanto a Hildegarda cuento en una de mis entradas como fue mi encuentro con ella:
http://hesperetusa.wordpress.com/2012/03/15/la-paloma-miro-a-traves-de-la-verja-de-la-ventana/
Por cierto toda la obra musical de Hildegarda de Bingen, que ya está grabada, la tengo en Cd. La grabó a lo largo de bastantes años el grupo alemán Sequentia. Pero también tengo otros Cds con obras de otros intérpretes. Percisamente la música de la entrada pertenece al que grabó Gothic Voices para Hyperion, ya que tiene como título uno de los modos como se llamaba a sí misma. Decia Hildegarda: «soy una pluma en el aliento de Dios»
Quedó pendiente que tendría que escribir más sobre ella. a ver si me es posible en los próximos meses.
El video de Youtube no lo puedo ver porque en España está bloqueado. Por suerte vi la película hace un tiempo en uno de los canales de cable de televisión.
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Ago 12, 2014 @ 13:11:56
Tu comentario es de los que agregan valor. Desde luego, veré de inmediato tu entrada sobre Hildegarda. Me imagino que también conoces a Margarita Porete, que fue condenada a morir en la hoguera por sus escritos, considerados heterodoxos y blasfemos. La lectura de «El Espejo de las almas simples» me ha fascinado. Debo incluir algo de ella también. La cita de Hildegarda, que no conocía, la usaré con tu permiso para complementar la reciente entrada, en la que voy a realizar también algunos acomodos formales.
Un muy cordial saludo
Lino
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Ago 12, 2014 @ 16:15:22
Conozco la historia de Margarita Porete y fragmentos de su obra en los libros que he comentado. Creo que «El espejo de las almas simples» se ha traducido hace poco. Miraré poder leerlo.
El movimiento de las beguinas es también muy interesante, a la Iglesia nunca le gustaron esos grupos de mujeres independientes fuera de los conventos. Hace años visité el beguinato de Ámsterdam que se conserva muy bien. También vi el de Bruselas en otro viaje más reciente, pero éste está muy deteriorado e irreconocible.
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Ago 12, 2014 @ 16:51:07
El ejemplar que tengo del «Espejo» es de la Editorial Siruela, 2005.
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Ago 13, 2014 @ 08:29:14
muy bello
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Dic 05, 2014 @ 07:27:30
Interesantísima mujer, algunas de las líneas que has seleccionado son simplemente perfectas (como la primera de todas: una pluma en el aliento de Dios). Siendo una mujer de su tiempo tiene aún más mérito destacar de esa forma por méritos intelectuales propios. Gracias por compartir.
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Dic 05, 2014 @ 12:08:27
Gracias a tí por comentar. La época en que vivieron fue una época de grandes luces. Sobre todo en España, en que una serie de grandes figuras de la filosofía, de la teología, de la ciencia y de la poesía -judíos, cristianos, musulmanes- proyectan su sabiduría hasta el día de hoy. Es la época de las catedrales góticas y de una polifonía que comienza a hacerse esplendorosa. Pero, como siempre, es una época de calamidades y de crueldad inusitada. La perdurable contradicción en el seno del hombre y de la sociedad.
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