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Aplauso de los hombres
¿No es mi corazón más santo, no está más lleno de hermosa vida,
desde que amo? ¿Por qué me apreciábais más
cuando era orgulloso y violento,
rico en palabras y vacío?
Gusta a la multitud lo que se transa en el mercado
y el siervo sólo honra al poderoso;
Sólo creen en los dioses
quienes son ellos mismos divinos.
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Este poema es de los más conocidos del poeta Hölderlin (1770-1843).
Cada uno de sus versos es profundamente significativo. Muy cercanos a nosotros, hombres de prisas sin sentido, a la caza de la ganancia material, alejados de toda gratuidad, olvidados del espíritu que da vida de verdad. Hölderlin, poeta y profeta.
Lo que primero que dice en estos versos es que, curiosamente para él, desde el momento en que su corazón se ha llenado de amor y de consideración por lo hermosa que es la vida, ha decaído en la consideración de los demás. Porque los hombres, nosotros, solemos mirar con respeto y admiración al soberbio, al desconsiderado, a quien está lleno de palabras duras que aseveran la fortaleza de su personalidad, pero está vacío de todo contenido digno de su humanidad. Al débil en cambio, al bienaventurado, al humilde que aparenta debilidad, a ese el mundo lo desprecia.
Pues la multitud ama lo que es valioso en el mercado, esto es, lo que se transa, lo que se compra y se vende y produce interés. Lo que se puede lucir para impresionar, lo que es susceptible de adulación para obtener fortuna. En verdad, no es la multitud la culpable, propiamente. Es el mercado, que contamina a toda la sociedad, que hoy se extiende como un gran supermercado por toda la aldea global. Eso hace que lo humano decaiga y que el hombre se adocene y transforme en multitud manipulable por la mentira de la propaganda. Sólo unos pocos son conscientes de su esencia, merecedora de algo superior. De su fondo divino, que los hace iguales a Dios.
Incluyo el texto original en alemán.
Menschenbeifall: Ist nicht heilig mein Herz, schöneren Lebens voll,/ Seit ich liebe? Warum achtetet ihr mich mehr,/ Da ich stolzer und wilder, Wortereicher und leerer war? // Ach! der Menge gefällt, was auf den Markplatz taugt,/ Und es ehret der Knecht nur den Gewaltsamen;/ An das Göttliche glauben/ Die allein, die es selber sind.
La belleza de la poesía dice la verdad.
© 2012 Lino Althaner
Abr 17, 2012 @ 11:45:07
Cito a Hölderlin: «…Ojalá no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. ¡Oh, sí¡ El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.» (de Hiperión o el eremita en Grecia).
Me parece que este fragmento de ese notable texto es muy expresivo de lo que nos invita a pensar Hölderlin. La pregunta que me hago es la siguiente: ¿por qué el ser humano adula lo profano? aquello que brilla en idolatría, agresividad, prepotencia, hostilidad y poca consideración. Tiendo a pensar que hay allí un origen en las formaciones que se inculcan: el valor de la vanidad, el éxito en las colegios, en los estudios, que entregan premios y reconocimientos, la ostentación de títulos para la nada, que exigen años y años de estudios lejos del trabajo espiritual, muy de la mano con la ciencia descreída; el apego a aquello que se ve y luce (eso nunca tendrá ninguna importancia); el cumplimiento exacerbado del deber, por sobre cualquier consideración, lejos del sufrimiento humano, fuera de la sintonía de su padecer. Eso es porque se nos enseña a razonar, lejos de los sueños que nos comunican con nuestra divinidad. «Hay de los que alejan a un niño que viene dado para el Padre, y le enseñan a pensar para el mundo».
Un abrazo en XTO.
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Abr 17, 2012 @ 13:48:56
Retribuyo tu abrazo en el Señor y agradezco tu excelente contribución, que habría estado más apropiada como entrada del blog. Recibe un saludo afectuoso de
Lino
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Abr 17, 2012 @ 18:58:16
No sé. Cuando leí el poema quise pensar que el mundo ha mejorado un poco. Pensé que en la época del poeta el militar era un semidios. Si uno lee las novelas de la época puede apreciar que había más vanidad, con todo aquello de escalas sociales.
Ahora continúa la vanalidad pero es de un tipo diferente, creo que al analizar menos. ¿Por qué ya no se leen y se discuten los clásicos?
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Abr 17, 2012 @ 19:09:36
Ahora, a mi entender, los semidioses están en la política y en las finanzas. Ellos quieren movernos como marionetas. Y las marionetas suelen rendirles pleitesía. Hay más materialismo (mercantilismo, usura, consumismo insano) y más lejano está el espíritu de la gente común y corriente. Son impresiones personales, por supuesto. Un saludo afectuoso. Felicidades,
Lino
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Abr 17, 2012 @ 19:09:36
Ahora, a mi entender, los semidioses están en la política y en las finanzas. Ellos quieren movernos como marionetas. Y las marionetas suelen rendirles pleitesía. Hay más materialismo (mercantilismo, usura, consumismo insano) y más lejano está el espíritu de la gente común y corriente. Son impresiones personales, por supuesto. Un saludo afectuoso. Felicidades,
Lino
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Abr 19, 2012 @ 11:54:36
«Bewahrt diese Gesinnung in euch, die auch in Christus Jesus war, der, obwohl er in Gottesgestalt existierte, keine gewaltsame Besitzergreifung in Betracht zog, nämlich um Gott gleich zu sein. Nein, sondern er entäußerte sich selbst und nahm Sklavengestalt an und wurde den Menschen gleich. Mehr als das, als er in seiner Beschaffenheit als ein Mensch erfunden wurde, erniedrigte er sich selbst und wurde gehorsam bis zum Tod, ja zum Tod an einem Marterpfahl». (Philipper 2:5-8)
«Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento». (Filipenses 2: 5-8)
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Abr 19, 2012 @ 16:21:37
Bienvenido el complemento evangélico, Julio.
Ese texto es particularmente hermoso. Te llega hasta el fondo como la VERDAD. Los tres versículos siguientes no son menos significativos:
«Darum hat ihn auch Gott erhöht und hat ihn den Namen gebeben, der über alle Namen ist, dass in dem Namen Jesu sich beugen sollen alle derer Knie, die im Himmel und auf Erden und unter der Erde sind, und alle Zungen bekennen sollen, dass Jesus Christus der Herr ist, zur Ehre Gottes, des Vaters?»
«Por eso Dios lo exaltó
y le otorgó el Nombre,
que está sobre todo nombre.
Para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en los cielos, en la tierra y en los abismos,
y toda lengua confiese
que Cristo Jesús es el SEÑOR
para gloria de Dios Padre
(Filipenses 2, 9-11)
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Jun 30, 2013 @ 17:10:26
A Holderlin lo comencé a apreciar mejor luego de leer una magistral biografía suya escrita por Stephan Zweig. La obra se llama «La lucha contra el demonio». La poesía de Holderlin es lo más cercano al cielo.
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Jun 30, 2013 @ 17:18:27
Esto compuse pensando en Holderlin, y en otro poeta, Rimbaud.
¿Es concebible aún que este hombre,
Elija este despreciado y osado camino,
De elevar su mirada a la cumbre
En búsqueda del Estro divino?
¿Ya no es posible acaso, cantar la Virtud,
La infinita Gloria y la Dicha angelicales?
¿O solo quepa cantar a la Finitud
Con la elegía de los funerales?
Ora los poetas, con la cabeza baja,
Decepcionados, componen siniestros versos,
Con cínica y fatalista moraleja,
Ya que en la podredumbre se encuentran inmersos.
¿O seré yo un Sísifo renuente
A aceptar que vivimos en un Averno,
En el que solo levanto indignamente,
La nefasta Piedra por las cumbres del Infierno?
Ya no me importa si me dicen demente,
Por ver tulipanes y arroyos cristalinos,
En donde sólo hay un fuego candente,
Y terroríficos cielos vespertinos.
Es en Holderlin en quien pienso y evoco,
El que osó levantar al éter su mirada,
Ya que lo mundano le importaba poco,
Porque no era ese su fecunda morada
También pienso en ese hombre de dinamita,
Rimbaud, poeta volcánico que decía ver,
En vez de una fábrica, una mezquita,
Y un sainete espantoso sobre su ser.
¡Aleja de mí, oh Diosa, la Cordura!
Para ver “calesas por las rutas del cielo”
¡Asienta en su trono a la temida Locura!
Descorriendo para siempre el pesado velo.
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