El camino del conocimiento de las artes está sembrado de sorpresas. Ésta ha sido una importante para mí. Gaudenzio Ferrari (1471-1546), pintor del Alto Renacimiento italiano, fuertemente influido, según empiezo a informarme, por Leonardo y de Bramantino, desplegó su obra por las ciudades del Piamonte y la Lombardía. Él mismo fue conocido con el apodo de «il milanese». En Saronno, le cupo participación principal en la pintura y diseño de la cúpula de la iglesia de Santa Maria dei Miracoli, pues es el autor del Concierto angelical de que me ocupo en esta entrega.
Las grandes cúpulas eclesiales se acomodan para pintar el cielo. En ellas el artista suele, como en este caso, conceder al espectador el acceso a un mundo más elevado, simbólicamente representativo de las realidades divinas. La Asunción de la Virgen, que es el motivo principal de esta obra grandiosa, se estructura mediante la relación de una serie de esculturas en madera, obra de Giulio Oggione, con las pinturas al fresco de Ferrari. Una de dichas esculturas, ubicada en el cimborrio, corresponde a la Virgen misma. La rodean profetas y sibilas.
Dios Padre, en la corona de la cúpula, la espera con los brazos abiertos. Lo circundan círculos de fuego y de luz, luego un entorno de típicos putti, y en fin, un enorme concierto angelical de ángeles que cantan y tocan sus instrumentos. Es posible identificar decenas de ellos en la grandiosa representación. Flautas, trompetas, zampoñas, cítaras, arpas, violines y violas con sus tantas derivaciones, arpas y laúdes . Así logra Ferrari, que era también músico, integrar en la composición, junto a la pintura y la escultura, la belleza de la melodía y la canción.
Al contemplar esta gran obra pictórica que es el Concierto Angelical, me vienen a la mente visiones de una visión del cielo con sus jerarquías angelicales ubicadas en círculos concéntricos. Un poco al estilo de Pseudo Dionisio Areopagita, que inspirado en la Biblia, las dividió en los tres coros, el primero de los cuales lo inician los serafines, casi inmediatos a Dios, y termina el último con los ángeles propiamente tales, que conforman la jerarquía más cercana a los hombres.
Un autor en cuyo conocimiento habría que profundizar. Esta es nada más que una primera aproximación, a lo mejor un anzuelo capaz de cautivar a algún lector de este blog.
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© Lino Althaner
2014
Dic 23, 2014 @ 09:43:40
¡Las caras de los ángeles tienen felicidad placentera, serenidad, entusiasmo! a mí en cierta manera, me indica como si los ángeles ya hubieran pasado por todos los aprendizajes de la vida y no les importara ya las naderías del Mundo, tan sólo lo verdaderamente valioso. Preciosas pinturas y nada menos que un coro musical de ángeles, que nos rodeen, que nos envuelvan, que nos muestren y nos protegan, yo creo que sí, que alguno tenemos con nosotros mismos al lado y nos protege, algo debe existir no visible pero si se siente.
La música y los libros, nos los regalan los ángeles para que no bajemos la guardia nunca en el saber, en definitiva para que estemos alerta acerca de lo estimable y de lo que no lo es, o para que afinemos más nuestro instrumento llamado «intuición».
Mi pregunta es ¿ Los ángeles eligen a personas que son diferentes del resto?, ¿ esa diferencia es un regalo de Dios o la realiza la propia persona por sí misma?
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Dic 24, 2014 @ 00:20:39
Yo los imagino eligiendo a personas especiales, claro que especiales según criterios angelicales, no según criterios mundanos.
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Dic 24, 2014 @ 07:14:06
Gracias Lino por dejar esta maravillosa voz, es angelical, sí. Llevas mucha razón y gracias por tu matización, los ángeles elegirán según sus criterios, no los mundanos, que ya ahí estaba yo perdiendo ese detalle tan importante, Lino a veces, ya queremos saber más que los ángeles y todo…nuestras pequeñas travesuras. Un saludo.
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Dic 24, 2014 @ 01:12:04
La vida en el cielo, según Mahler. Canta como un ángel Myung-Whun Chung
Wir genießen die himmlischen Freuden,/ D’rum tun wir das Irdische meiden./ Kein weltlich’ Getümmel/ Hört man nicht im Himmel!/ Lebt alles in sanftester Ruh’./ Wir führen ein englisches Leben,/ Sind dennoch ganz lustig daneben;/ Wir tanzen und springen,/ Wir hüpfen und singen,/Sankt Peter im Himmel sieht zu.
Johannes das Lämmlein auslasset,/ Der Metzger Herodes d’rauf passet./ Wir führen ein geduldig’s,/ Unschuldig’s, geduldig’s,/ Ein liebliches Lämmlein zu Tod./ Sankt Lucas den Ochsen tät schlachten/ Ohn’ einig’s Bedenken und Achten./ Der Wein kost’ kein Heller/ Im himmlischen Keller;/ Die Englein, die backen das Brot.
Gut’ Kräuter von allerhand Arten,/ Die wachsen im himmlischen Garten,/ Gut’ Spargel, Fisolen/ Und was wir nur wollen./ Ganze Schüsseln voll sind uns bereit!/ Gut’ Äpfel, gut’ Birn’ und gut’ Trauben;/ Die Gärtner, die alles erlauben!/ Willst Rehbock, willst Hasen,/ Auf offener Straßen/ Sie laufen herbei!
Sollt’ ein Fasttag etwa kommen,/ Alle Fische gleich mit Freuden angeschwommen!/ Dort läuft schon Sankt Peter/ Mit Netz und mit Köder/ Zum himmlischen Weiher hinein./ Sankt Martha die Köchin muß sein.
Kein’ Musik ist ja nicht auf Erden,/ Die unsrer verglichen kann werden./ Elftausend Jungfrauen/ Zu tanzen sich trauen.( Sankt Ursula selbst dazu lacht./ Kein’ Musik ist ja nicht auf Erden,/ Die unsrer verglichen kann werden./ Cäcilia mit ihren Verwandten/ Sind treffliche Hofmusikanten! Die englischen Stimmen/ Ermuntern die Sinnen,/ Daß alles für Freuden erwacht…
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