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Por iniciativa de los padres Maurus y Placidus Wolter se fundó en Sigmaringen (1862), en el suroeste de Alemania (Baden-Württemberg), la archiabadía de Beuron, como producto del proceso de revitalización de las órdenes monásticas que, en el caso de este convento benedictino, se traduce también en un movimiento de renovación del arte cristiano católico.
Figuras fundamentales del movimiento son los padres Desiderius (Peter) Lenz (1832-1928), Gabriel (Jakob) Wüger (1829-1892) y Lukas (Fridolin) Steiner (1849-1906), todos pertenecientes a la Orden de San Benito, que se dejaron influir por tendencias egipcias, paleocristianas y bizantinas para dar con la síntesis que se traduce en el estilo de Beuron. Se nota también en sus obras la huella estilística de los llamados pintores “nazarenos” de principios del siglo XIX.
Es dable destacar, desde otro punto de vista, la probable influencia de la escuela de Beuron en Gustav Klimt y en la Sezession austríaca, emparentada a su vez con el Jugendstil alemán, el Art Nouveau francés, el Modern Style anglosajón y el Floreale italiano. Se dice que Klimt leyó con entusiasmo el libro de Lenz Sobre la estética de la escuela de Beuron y habría manifestado la influencia de dicho acercamiento en algunas de sus pinturas de estilo figurativo. Sin perjuicio de lo anterior, a mí me parece evidente cierta cercanía entre la estética de Beuron con la que es común a los mencionados movimientos artísticos.
La imagen superior corresponde a un fresco de la capilla de San Mauro en Beuron, cuya construcción fue encomendada por la condesa Catalina de Hohenzollern-Sigmaringen al padre Lenz, que la realizó con la colaboración de los mencionados Wüger y Steiner. La decoración de la capilla de la Gracia, en el mismo convento, también es debida a la acción artística conjunta de estos tres benedictinos.
Fuera de Beuron, importantes ejemplos de la escuela se hallan en la iglesia del Corazón de Jesús de Messkirch, en la capilla del palacio de Räckelwitz (Kamenz) y en la Abadía de Santa Hildegarda, en Rüdesheim am Rhein.
Pero la escuela de Beuron deja también su huella fuera de Alemania. Así, en la abadía benedictina de Montecasino, donde Lenz y sus amigos monjes pintaron murales muy representativos del estilo del movimiento. También en Praga se encuentran ejemplos importantes de la expansión del movimiento, en los conventos de Emaús y de San Gabriel.
En el próximo artículo de esta serie de notas acerca de la escuela de Beuron, me referiré a algunos de los principios artísticos del movimiento.
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Huellas del «ora et labora» de San Benito. ¿Existe una forma más expresiva de orar y trabajar conjuntamente?
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Joachim Seefeldt Ribbeck
Nov 07, 2011 @ 19:35:29
interesante (nada de original), pero me sugiere lo que se denomina la «askese»,ese culto por la perfección, típico de la vida monástica, virtud que hoy en día es escasa y ya no está radicada en esa esfera, están en el deporte, en la ciencia, tecnología (como Steve Jobs y otros).
En definitiva, la vida monástica es parte del pasado y quizás, un referente para la postmodernidad, ¿Alguién querrá volver a ella?
un abrazo
Joachim
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Lino Althaner
Nov 07, 2011 @ 21:36:20
Joachim:
El culto de la perfección puede dirigirse a la belleza, al bien y a la verdad o a otras cosas más mundanas. Estas son, en verdad, a mi juicio, la oscuridad de este mundo. ¿Has leído con detención el evangelio de San Juan y lo que sobre él escribe tu tío Bultmann? Muy buenos me parecen los ejemplos que das: el deporte (panem et circenses y buenas ganancias en aras de la estupidez de la masa consumista), la ciencia (Hiroshima, Nagasaki, Fukushima, etc.), la tecnología (los robotes humanos del presente, mejorados en el futuro).
Steve Jobs: bueno, creo que él está en una esfera desde la que puede comprender mejor las cosas. Debo reconocer que fue un buen fabricante y vendedor de computadores, muy exitoso.
En la vida monástica hay un gran poder transformador y sanador de la humanidad enferma. Lee a San Benito y a San Juan de la Cruz. También te recomiendo a Meister Eckhart y a Hildegard von Bingen. Ellos sabían lo que es el éxtasis. Cuando se juntan la espiritualidad, la verdad y la belleza, accedemos a lo sublime.
Por otra parte, creo que hay en el mundo del arte obras que podrían ser calificadas de muy poco originales pero que son extremadamente bellas. Cómo las mujeres, ¡qué poco originales que son!
Sería una lata que estuviéramos de acuerdo en todo.
Un saludo afectuoso de tu primo
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Lino Althaner
Nov 08, 2011 @ 11:44:06
Joachim,
no te olvides que las religiones son obra humana. El hombre es el que tiene que cambiar, para que la religión -cualquiera que sea- sea entendida como es debido. No basta con un buen propósito ecumenista, como el de Hans Küng u otros.
En cuanto a los místicos, frecuentemente han tenido problemas con las instituciones religiosas, por que plantean una forma de acercamiento a Dios que es común a todos los hombres, cualquiera sea su fe específica.
Un abrazo de
Lino
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